Salimos a las 10 de la mañana para hacer una pequeña excursión, centrada, sobre todo, en un conjunto de iglesias de madera desperdigadas por esta región y que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La localización de las mismas la haremos a partir del mapa de carreteras, no se mencionan en la guía, pero alguien nos había hablado de ellas, no son una atracción turística siempre identificable y, encontrarlas, no va a ser fácil en ocasiones.
Previamente habíamos pensado pararnos en Chocholow, un pequeño pueblo cuya calle principal reune los mejores ejemplos de casas del s. XVI característicos de la arquitectura tradicional en madera de esta zona, pero la calle es a la vez la carretera, entre los atascos y la imposibilidad de aparcar, decidimos ir apreciando el conjunto desde el coche, la lenta marcha lo permite.
La carretera se hace eterna por veces, siempre atravesando poblaciones con limitación a 40 km/h. y los conductores lo cumplen tan estrictamente que, para no pasarse, circulan a menos de 30. No quiero dar mal ejemplo y hacer el loco, pero, en ocasiones no me queda más remedio y alguno de los coches a los que adelanto por ir más lento que en bicicleta, me pone las luces llamándome la atención por haberlo rebasado a 42 km/h.
Las iglesias no defraudan, son construcciones tecnológicamente impecables, que aprovechan todas las posibilidades de un único material, la madera, verlas por dentro ya no siempre es fácil, la mayoría se visitan previa cita con el cura dentro de un determinado horario, muy pocos turistas se acercan a verlas, por eso, a veces, han tenido la delicadeza de dejar un hueco en la puerta con una pequeña reja, a través del que se aprecia el interior. Son los templos parroquiales de pequeñas aldeas y, en algunos casos, todo el entorno tiene un gran valor paisajístico.
La primera que visitamos, del s. XVI y dedicada al nacimiento de la Virgen, es la de la localidad de Harklowa.
La de Debno es la más visitada, sobre todo porque se encuentra al borde de la carretera general, aquí ya han hecho una explanada para aparcar y existe una incipiente explotación turística del emplazamiento por parte de los lugareños, todo bastante precario, te ofrecen incluso utilizar una cabina de aseo previo pago, pero resulta de más interés hacerlo en cualquiera de los bares. Han instalado también varios puestos de venta ambulante, compramos algo que tiene aspecto de ser unas empanadillas o fritos de algún tipo, pero resulta ser un exquisito queso artesanal
Siguiendo la misma carretera y desviándose hacia el pueblo del mismo nombre, está la de Maniowach, dedicada a San Sebastián, en este caso, se trata de una capilla de cementerio, situada junto al camposanto y, por su funcionalidad, mucho más pequeña que las anteriores (iglesias parroquiales de cada una de las localidades).
Al final de la calle sobre la que se alinea el pueblo, en Grywaldzie, en un entorno muy pintoresco, se encuentra la iglesia dedicada a San Martín, a la que se llega ascendiendo una escalinata, es de finales del s. XV y tiene el interior policromado, no podemos apreciarlo, agradecemos, sin embargo, que cada una de las edificaciones cuente con una placa al exterior, en polaco, inglés y alemán, que explica algunas de sus características.
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