Este viaje lo iniciamos en Agosto del 2007, el objetivo, que siempre se va acomodando a la propia marcha, según las cosas van surgiendo, era llegar hasta Polonia y quizá recorrer buena parte de ese país, pero lo mejor de los viajes es lo que uno va encontrándose de camino, por eso no hay que imponerse metas sino empezar a andar, o a conducir, en este caso.
Como siempre, es necesario desplazarse a lo largo de esos miles de kilómetros de ruta rápida, itinerarios de autopistas europeas, para aprovechar el tiempo, siempre escaso, del que se dispone durante el mes de vacaciones para acercarse desde esta punta del Finis Terrae a las regiones que se pretenden recorrer con cierta calma.
Iniciamos la ruta a las once de la mañana el segundo día de ese mes de verano desde nuestra casa en Vigo y tras una pequeña retención en el paso por Irún, hicimos una primera etapa en la localidad francesa de Abzac, adonde llegamos cerca de las nueve de la noche, elegimos este cámping porque lo conocemos de otras ocasiones y sabemos que pueden atendernos en recepción a esa hora, es además, un lugar bastante tranquilo y agradable.
El día tres de Agosto conseguimos superar la difícil travesía de Francia de Oeste a Este, trayectoria que sigue siendo algo complicada dentro del sistema radial centralizado de la red viaria del hexágono, a las 20,15 estábamos en Neuenburg, en Alemania, en otro cámping de etapa ya conocido.
La mañana siguiente, tras aprovisionarnos en el Aldi de la zona comercial de Neuenburg, un lugar en las afueras de la población ordenado y planificado para situar supermercados y comercios de todo tipo con sus aparcamientos arbolados, salimos en dirección a la frontera con la República Checa. Durante el trayecto nos encontramos con muchos tramos en obras a lo largo de la autopista, circunstancia que nos fue retrasando la marcha respecto a nuestros planes iniciales.
Tras hacernos con la "viñeta" adhesiva que justifica el pago del canon para circular por la República Checa y cambiar euros por coronas, nos dirigimos hacia Nepomuk, pequeña población de los alrededores de Plzen donde hemos previsto nuestro primer cámping de base. Supongo que el nombre de la población tiene que ver con San Juan Nepomuceno, un mártir nacional que murió por no querer revelar los secretos de confesión de la reina y que es patrono de los puentes, entre otras cosas, efectivamente, cruzamos un puente antes de entrar en esa localidad, llevamos unos 30 km. desde que dejamos la autopista y, curiosamente, no ha habido ningún cartel indicador que señale por donde se va al cámping, tenemos la suerte de que es uno de los que pueden elegirse en el navegador como punto de interés. Atravesamos un denso bosque, con la carretera recortada y estrecha entre el arbolado, en el tramo recto, los pocos vehículos que circulan lo hacen a gran velocidad, alguna gente la recorre en bicicleta, me asombra lo peligrosa que parece la convivencia entre ambos tipos de vehículos y la naturalidad con que comparten el recorrido sin ningún tipo de accidente. Cuando estamos a solo 200 m. de nuestro destino, tal como confirma el navegador, aparece el único indicador de cámping, desvío a la derecha entre la espesura del bosque y estamos ante la barrera de la recepción, al fondo, un gran lago y más bosque por todas partes, el lago lo recorre una pareja de cisnes, muy celosos de preservar su territorio ribereño frente a cualquier tipo de intruso, el lugar es muy agradable, solo hay checos y algún eslovaco de vacaciones, un ambiente muy familiar. Al llegar la noche, parejas, padres con sus niños, matrimonios mayores, encienden una hoguera y pasan el rato al calor del fuego, algo que recuerda a los campamentos de boy-scouts o cosa similar.
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