viernes, 22 de mayo de 2009

Austria por carreteras secundarias

Es una experiencia que siempre quisimos tener, recorrer ese país al margen de las autopistas para disfrutar con tiempo del paisaje y comprobar la diferencia que existe entre ambos tipos de recorridos. Puedo adelantar que, la fundamental, es que resulta impensable hacer medias superiores a los 60 km/h. para cualquier recorrido por este tipo de viales, así que, lo fundamental, es tener tiempo y mucha calma.
En esta ocasión teníamos suficiente de ambas, habíamos quedado, como cada mes de Agosto, en vernos un día con nuestros amigos Erich y Äenne, esta vez en Bressanone (Brixen), una ciudad fronteriza, medio italiana y medio alemana, en el Alto Adige, esta vez ellos han tenido que cambiar su habitual tramo del Camino de Santiago que vienen avanzando desde su localidad de origen en el Sur de Alemania por un recorrido a lo largo de esta zona alpina, que también tiene mucho que ver con esos itinerarios medievales europeos que trasladaban cultura e ideas de un lugar a otro.
La travesía de Hungría es muy cómoda y rápida, todo por autopista, entramos en Austria desde Körmend y empezamos a recorrer una zona rural en la que se suceden un montón de pueblecitos al borde de la carretera, necesitamos encontrar un cajero para retirar euros y un bar o cualquier sitio donde podamos utilizar el baño. Y no resulta fácil, la primera cervecería está cerrada, la mayoría de los pueblos no tienen más que casas particulares, los restaurantes, siendo lunes y primeras horas de la tarde, o no han abierto o también están cerrados ya... Por fin, una localidad no mucho mayor que las anteriores, tiene un centro comercial con un amplio aparcamiento, una especie de hipermercado con locales de todo tipo, entramos en una cafetería-heladería, nos tomamos unos cafés de esos en gran taza y unos helados, como siempre de una carta específica del local y con cierta elaboración en la presentación, algo que en nuestro país solo pasa en locales especializados y, además, con una inmejorable relación calidad-precio.
Seguimos ruta con tranquilidad hacia nuestro destino ya elegido, un cámping de etapa en la región de Kärnten (o Carintia en la traducción española), en la localidad de Eberndorf. Al final acabamos yendo bastante justos de tiempo para entrar en la recepción a una hora razonable para estas gentes y poder montar la tienda con luz natural. Para complicar más las cosas, cuando estamos ya a unos tres km. nos encontramos con un cartel que dice que la carretera está cortada por obras y, suponiéndonos el conocimiento del territorio de los lugareños, no se indica cual es la alternativa de acceso. ¡Menos mal que tenemos el navegador! o eso pensábamos. El muy cerdo nos va a jugar una mala pasada difícil de olvidar.
Vuelve a planificar el itinerario, seguimos de frente la carretera por la que veníamos y, al llegar a un cruce, nos dice que giremos a la derecha, lo hacemos y comenzamos a internarnos por un camino agrícola que se va estrechando a medida que avanzamos entre los campos, además de estrecharse, las rodadas de los tractores, sobre las que vamos circulando, se van haciendo cada vez mas profundas, primero empezamos a notar el roce del matorral existente entre ellas por los bajos del coche, después, empieza a rozar algo más que el matorral y, finalmente, es imposible seguir avanzando sin quedar encallados en este mar campestre, al fondo se ve ya la silueta de la iglesia del pueblo, pero es inútil tratar de llegar por este camino. La solución tampoco es nada fácil, desandar unos 2 km. marcha atrás con sumo cuidado de no sacar ninguna de las cuatro ruedas de esta especie de profundos carriles de pista de slot, porque, lógicamente, cualquier otro tipo de maniobra, como tratar de dar la vuelta, está imposibilitada por la barrera física que constriñe lateralmente cada una de las ruedas. Con paciencia, alcanzamos el punto donde se acaba el bosque y empiezan los campos, donde ya se puede dar la vuelta, curiosamente hay allí algo similar a nuestros cruceiros, con una imagen religiosa, mi compañera viajera me comenta que le extrañó ver en ese lugar a una chica caminando y que no nos mirase con extrañeza o nos hiciese indicaciones de que por allí no íbamos a ningún lado. Le digo que, en esos casos, es mejor no dirigirse de palabra a esta gente, estoy seguro de que son apariciones y hablar con ellos te pone en contacto con una dimensión desconocida de la que quizá no llegas a salir, o al menos, eso contaban las historias que escuché de niño, creo que eso lo explica todo.
Nueva planificación de ruta del navegador y, por fin entramos en el cámping, como siempre, muy amables en la recepción, la primera vez que vienen españoles aquí, nos dicen, hablan un poquito en nuestro idioma. Las instalaciones son de auténtico lujo, en los lavabos una toallita húmeda con la que cada cual deja el que ha utilizado en perfecto estado de presentación, todo un impacto respecto a lo que acabamos de dejar atrás en nuestro viaje. Hay una playa en un lago al fondo del emplazamiento, ni un solo ruido cuando cae la noche, todo rodeado de bosques, un lugar espléndido desde el que parten varias rutas de montaña para hacer en bicicleta, algún día volveremos para quedarnos un tiempo.

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