Casi cada edificación de la calle-plaza central (la Linhartov trg, dedicada a Tomasz Linhart, escritor e historiador del s. XVIII que nació en una de ellas) es una pequeña joya arquitectónica, prácticamente todas lucen con su exterior rehabilitado, pintadas en vivos tonos pastel amarillentos, verdosos, azulados... y se han ido convirtiendo en pequeños hostales o bares con terraza, aunque recibe turismo, no agobia tanto como en Bled, localidad que, si exceptuamos el lago, no tiene tampoco gran cosa que ofrecer (muchos chalecitos o villas y hoteles). En la oficina de turismo ofrecen un bonito folleto en el que han dibujado los frentes de las casas hacia la plaza, con una breve reseña acerca de las de mayor interés, destacan, entre otras, la larga fachada de lo que fue castillo de los Ortenburg, la Vidiceva hisa, palacio renecentista, y la Sivceva hisa, una casa gótico-renacentista con su interior muy bien conservado y que luce un gran fresco en medio de su fachada.
Al fondo de la calle, donde más se ensancha para ser plaza, en un recodo de la muralla, la iglesia de San Pedro (Cervek sv. Petra) y el Presbiterio, formando un recinto de respeto delantero donde se alzan unos cuantos árboles bajo los que sentarse a la sombra.
El el otro extremo, lo que se dice es el único foso de defensa medieval conservado totalmente en el país, que no es lo que entendemos habitualmente por foso (un espacio rehundido, habitualmente anegado para hacer más difícil el acceso a los muros, sino una especie de pasadizo abovedado antepuesto al perímetro de la muralla, supongo que para desplazar o manejar el armamento a cubierto de los ataques enemigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario