lunes, 30 de agosto de 2010

Hacia Velika Planina



Desde Kamnik salimos en dirección a Velika Planina, como tenemos una guía de viaje tan pobre y sucinta, no sabemos muy bien que buscar, parece ser una estación de montaña muy frecuentada en invierno y que tiene la peculiaridad de ser el emplazamiento de unas características cabañas de pastores, enteramente construidas en madera, unas instalaciones que se dice todavía permanecen en uso en esta meseta de altura como base del desplazamiento de los rebaños hacia los prados de verano.


Hemos seguido las indicaciones de carretera al salir de Kamnik, pero en algún punto nos perdemos y aparecemos en un pueblecito de montaña, deshacemos camino y por fin encontramos la ruta, bordeando un río de montaña, la seguimos y acabamos donde remata la carretera, un pequeño hotelito alpino. No sabemos muy bien que buscar, una lástima no tener un portátil, porque en casa, una vez de regreso lo descubriré.


Aparte de tomarnos unos cafés en este agradable interior de madera del alojamiento de montaña, hay aquí un pequeño laguito que forma el arroyo de montaña y una capillita en un prado dedicada a la Virgen de Lourdes, donde se ha simulado la gruta utilizando piedras procedentes de muy variados lugares del mundo. Más tarde he averiguado que hemos estado muy cerca de una hermosa cascada y de las fuentes del río Kamniska, pero todo estaba un poco confuso en los paneles informativos. También en algún punto cercano había una curiosa cabaña de montaña construida a partir de un diseño de Joze Plecnik.



























Sabía que tenía que haber un funicular hasta Velika Planina, así que volvimos a desandar la carretera buscándolo, encontramos un gran aparcamiento pero no había en él más que dos coches y una señal para subir a pie, más de tres horas de ascenso, decía. Vemos los cables del funicular entre los árboles, pero no encontramos la estación de salida.

De vuelta a casa, mis consultas en Google Earth y otras exploraciones, me confirman que hemos estado justo al lado, pero no había nadie a quien preguntar y el funicular parecía no funcionar. Ahora sé que lo hacía a las horas en punto y hasta las ocho de la tarde, una lástima.

Siempre pasan estas cosas cuando uno viaja desorientado, pero, en ocasiones, como contrapartida, se tiene la oportunidad de descubrir lugares casi secretos que no aparecen en las guías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario